lunes, mayo 31, 2004
A LA HORA DE LA MERIENDA
(Parte 2 de la “Tetralogía oriental”)
- Dale, seguí que se me está parando -.
- ¿Se te está parando?. ¡A mi ya se me paró! -.
- Pero metele...terminá la historia de una vez. ¡Qué perra! -.
- ¡Perrísima, la concha de su madre!. La hija de puta viene siempre a última hora, porque sabe que estoy solo. Así que se acerca hasta el mostrador, con unas calzas blancas metidas en la raya del orto...-.
- ¡Acaaaaabooooo! - dice el gusano libidinoso de Miguel.
- ¿¡Y viste el culo que tiene!?. ¡Melocotooooooón!. Bueno...secate la baba Miguel, ¡haceme el favor!...Sigo...Trae una remerita cortita, con toda la pancita al aire. Toda la pan-ci-ta...y ese ombliguito que querés comértelo para el postre...que perra...-.
- Perra, si. ¿Qué edad tiene? - pregunta Miguel, con una mano en el bolsillo del pantalón.
- 19 añitos -.
- Perra -.
- Perra - repito con los ojos perdidos en el horizonte.
- Terminá la historia de una vez, la puta que te parió -.
- Miguel, ¿vos no tenés que ir laburar?. ¿No tenés ningún viaje para hacer?. ¡Vago y pajero!. Bué...la mina viene hasta el mostra-dor...ah...el día anterior me cuenta que ya se quedó viviendo sola, que la hermana se mudó con el novio...no, no me dice sola...me dice "ya estoy viviendo solita". ¡Solita me dice la muy traga sables! -.
- Uhhhhhh - murmura Miguel.
- Imaginate. Se apoya en el mostrador, no tiene corpiño, le veo las tetas hasta los pezones, le alcanzo la bolsa con la ropa de ella toda doblada y planchada, la agarra, empieza a revolver y...saca una bombachita blanca con voladitos y detalles...¡imaginate la erección que tenía yo!. ¡Hija de mil putas! -.
- Perra - repite Miguel.
- Perra - repito. - Agarra la bombacha, se la acerca a la cara y la empieza oler mientras me mira y me dice "qué rico aroma tiene". Yo no lo podía creer. Imaginate la escena: yo tenía la mandíbula por el piso y la pija por el techo...-.
- ...la pija por el techo... - repite Miguel, hundido en algún tipo de trance místico.
- ...y la mina me dice "y qué suave se siente cuando me la pongo". Y yo pienso "¿Pongo?. ¡Claro que te la pongo!. ¡Te le repongooooooo!" -.
- ¿Y? -.
- Me paga y se empieza a ir. Pero antes de salir del negocio...¡que vista!...La poronga como un toc-toc tenía yo...no me aguantaba más...ese culo precioso...inigualable...la guacha se da vuelta y me pregunta "¿no hacés entrega a domicilio?". Y yo le digo "si, cuando vos quieras", me sonríe, se da vuelta, y se va... -.
Miguel casi no puede hablar. Con un hilo de voz murmura:
- La puta que la parió -.
- Que la reparió -
Nos quedamos en silencio por unos segundos.
- Bueno - dije - Miguel, me encantó haberte masturbado gratis, pero me tengo que ir a casa. Lilu me está esperando. Tengo que cerrar ya, se me hizo tarde, así que picátelas -.
Mientras cerraba pensaba en mi clienta de las calzas blancas y en Lilu, con su panzota de 8 meses de embarazo. Llevábamos 5 meses sin coger y me estaba volviendo loco.
- ¡Hay que tener cuidado con la criatura! - me decía Lilu.
- ¿Cuidado?. ¿Qué cuidado?. ¡Así aprende a garchar de chiquito! - le contestaba yo. Pero no lograba convencerla.
No había comido nada en todo el día. Llegué a casa famélico y con una erección indomable que, sabía, nadie me ayudaría a satisfacer. Al negocio no había entrado mucha gente, así que mi humor no era de lo mejor.
- Hola - dije al entrar, tratando de disimular el hambre, las ganas locas de cojer y mi talante.
- Hola mi amor. ¿Cómo estuvo tu día? - preguntó Lilu inocente.
- Bien, muy bien - mentí. - ¿Qué hay de comer? -.
- Estoy preparando unos salchichas para hacer unos panchos como te gustan a vos, con quesito, jamón y mostaza. ¿Cortás el pan? - me pidió Lilu.
Agarré el paquete de arriba de la heladera.
- ¿Dónde compraste este pan? - pregunté cual cordero entrando en el matadero.
- En lo de los chinos -.
El corazón casi se me detiene. No podía respirar. Me empezó a picar la garganta. Se me secó la lengua. De golpe empecé a toser casi hasta ahogarme. Estaba todo colorado.
- ¿Qué pasa mi amor?. ¿Qué te pasa? -.
- Nada, nada - dije. - Nada más dame un vasito con agua -.
Me tomé el vaso de un trago y me preparé para lo peor. Abrí la bolsita y lo peor sucedió.
- ¡UACALA UACALA UACALA!. ¡A la concha de su madre!. ¿Qué es esto, pan de acelga?. ¡Sucios y asquerosos comunistas! ¡No lo puedo creer!. Lo hicieron otra vez. ¿Allá serán todos como estos que inmigraron para acá?. ¿A nosotros nos mandarán los peores?. Te aseguro que si este pan alguna vez tuvo harina, fue hace mucho tiempo -.
Le mostré a Lilu. El pan estaba todo verde. No un poco. No solo unas manchas. El pan era TODO UN hongo. Algunas migas tenían vida propia
- Por lo menos esto no tiene tan mal olor - comentó Lilu
- Vos reite, vos reite. A ver la fecha de vencimiento...¡11 meses de vencido tiene esto!. ¡Rojos leprosos!..No lo puedo creer...NO LO PUEDO CREEEEEEEER - grité hasta que se me hincharon las venas del cuello
- Ehhhhh...¡A ver si bajan un poco la voz que no dejan escuchar la tele!. ¿¡Qué carajo pasa ahí abajo?! - gritó Toti.
- Los chinos de la vuelta lo cagaron otra vez - aclaró alguien desde alguna ventana.
- Hablando de cagar, Toti, ¿sabés lo qué estuvo haciendo tu mujer esta tarde? - se escuchó que gritaban desde otro departamento.
- Mejor puta y no frígida ¡vieja de mierda! - se defendió Toti.
- ¡Tranquilos todos! - terció Raquel, la del cuarto D. - A mi los chinos también que cagaron. Mi hijo el otro día metió una cucharita en un postre de dulce de leche, y sacó nada más que el mango de plástico -.
- ¡Ma'que postre!. ¡Era la sangre de Alien! - exclamó uno del 2º.
- A mi vendieron leche en mal estado. Parecía queso por salut - dijo alguien más.
- A mi siempre me curran con el vuelto - dijo otro.
- A mi me vendieron una bombita quemada -.
- Cada vez que compro galletitas están rotas -.
- ¡Y a mi la cajera me acosa sexualmente! - gritó uno del otro edificio.
- ¡La puta que te parió! ¿De qué te quejás?. Cogétela y comés gratis todos los días - sugirió Toti a los gritos.
- ¡¿Graaaatiiis?!. ¡Tu mujer Toti! -.
- ¡La reconcha de tu tía! - respondió delicado como siempre el Toti.
- ¡No hay que comprarle más a estos sucios prosoviéticos! - declaré a viva voz.
- ¡No les compramos más! - gritaron todos al unísono.
- ¡Mañana vamos todos juntos y les rompemos el boliche! - dijo otro.
- Si, si -
- ¡Los cagamos a trompadas! -.
- ¡A degüellooooo! - se entusiasmó alguno.
- ¡Mañana se la damos por el culo a los japoneses!. ¡GUADALCANAAAAAAALLL! -
- ¡Chinos, pedazo de pelotudo! - contestó uno.
- Es lo mismo... -.
Esa noche todos nos fuimos a dormir con el pecho un poco más hinchado.
A mitad de la mañana siguiente Lilu anunció que tenía un antojo de los grandes.
- Quiero comer frutillas con crema, yoghurt bebible de banana, ensalada de remolacha y huevo duro y Zucaritas con chocolatada -.
- ¿Y qué tenemos de eso en la alacena? - pregunté tontamente.
- Nada - dijo ella.
- ¿Y dónde carajo lo compro?. Porque acá a la vuelta, COMO TE IMAGINAS, no puedo ir -.
- A 5 cuadras hay otro supermercado. También son chinos -.
- Puta madre. ¿Chinos?. Bueno...vamos a ver...ahora voy -.
Fui al otro supermercado. Al entrar, una china muy linda me sonreía desde la caja.
- Buenos días - me dice.
"Al menos parecen más simpáticos que allá" pienso.
Para chequear el lugar, voy hasta la heladera de las hamburguesas, agarro una caja de Patys light y me fijo la fecha de vencimiento.
"¡A la perinola!. No lo puedo creer. Están perfectos. Le faltan como 20 días todavía para vencer".
Lleno el carrito con unas cuantas cosas. Cuando estoy en la caja le comento a la chica:
- No lo conocía este super. Primera vez que vengo. Está lindo. Limpito, las fechas de vencimiento están bien, tenés mercadería de buena marca. Vos sos muy simpática -.
- Sim-pat-ika. Glacias - me contesta.
- No como los de la vuelta de mi casa. Esos...son terribles...Tienen toda la mercadería en mal estado, te tratan mal...son terribles -.
- Te-rrib-les - repite con una sonrisa, mientras va tickeando. - Muchas gra-siaz por su compra - me despide.
Vuelvo a casa contento y listo para la batalla. A las 11 nos vamos a juntar todos los vecinos para hacerles una visita a los chinos de la vuelta. Van a recibir su merecido.
- Casi las 11, Lilu - le digo a mi mujer. - Me voy para el super. Esos orientales van a conocer nuestra famosa hospitalidad.
Llego a las 10:58, pero en la puerta no hay nadie, y me cruzo con Raquel, que viene con 3 bolsas llenas de mercadería.
- Raquel, ¿qué hacés acá? - la increpo.
- Y...las compras...Hoy...están de oferta...Nos hicieron un descuento del 85% a los vecinos del edificio... - me dice mirando hacia la puerta del supermercado, desde donde uno de los chinos nos vigilaba.
- ¿Y el resto de la gente que se iba a reunir? -. Raquel no me contesta y en cambio se va a toda velocidad.
Cuando me doy vuelta, veo que ahora los chinos son 5 ó 6. El Toti se escabulle para el otro lado, con un carrito lleno de bebidas y latas.
- ¡Toti, Toti! - le grito, pero sin darse vuelta me contesta "y que querés, me dieron todo gratis".
"Con razón en el edificio me estuvieron evitando" pensé.
A esta altura los chinos ya eran 7. De repente se abren y dejan paso a la cajera, a Chin huan y ¡a la cajera del otro supermercado adonde había estado un rato antes!. Ahí estaba, solo, sin nadie a la vista que me pudiera ayudar, abandonado por todos esos traidores. Ahora los chinos eran como 10 ó 12, no lo se...Me pareció que huir a la carrera sería un acto de cobardía inaceptable, así que me quedó firme, listo para aguantar la que viniera.
- Señol Oviedo...hoy es día 31...A usted ma-nia-na le acleditan cheque a tlavés del Banco de Galicia, caja de ahorro 36-403649-3-1. 2352,45 pesos en total..Si usted mañana no ve-nil y comprar 235 pesos con 24 centavos de melka-dería, o sea el 10% de lo que usted pelsi-ve, usted después atenelse a las consecuencias - amenazó la cajera. Chin huan asentía con la cabeza, mientras que la china del otro supermercado me miraba con una sonrisa demoníaca estampada en su bello rostro de lejano oriente.
Rodeado como estaba por aquellos hijos dilectos de Mao, solo encontré una salida decorosa.
- ¡Por supuesto! - exclamé a viva voz. - Mañana a primera hora vengo a comprar todo lo que me hace falta. Si uds. venden una mercadería de prime-ra...justamente eso les venía a decir, que mañana a la mañana en cuanto abran, 8, 8 y cuarto, estoy por acá. Tenganme listo un carrito, uno de los grandes...¡Si con lo que voy a comprar...!. Van a ver: los voy a sorprender. Mis vecinos van a quedar hechos un poroto al lado de lo que me voy a llevar yo...¡Les voy a vaciar el super! - dije, casi con algarabía. Los chinos se dieron vuelta sin decir una palabra, y se metieron de vuelta en el negocio.
- Chau, chau. ¡Gracias por la sugerencia! - dije. - ¡Nos vemos mañana!. ¡Y espérenme con el mate caliente! - exclamé.
Volví a casa sintiéndome un poco idiota. ¡Qué desubicado había es tado!. ¿Cómo les voy a pedir que me esperen con el mate caliente?. Si ellos son chinos, no urugua-yos...