sábado, abril 17, 2004

A LA HORA DEL ALMUERZO



- ¡Ughhhh! -
- ¡¿Qué...qué...qué pasa?! -.
- ¡Los patyyyys! -
- Los Patys. ¿O los patys? -.
- Las hamburguesas. Los patys. La carne. ¡ESTO!. ¡Mirá esto! -.

Me recibió una oleada hedionda de carne de un color completamente desconocido para mi hasta aquel momento; estaba pútrida, mohosa y añeja. El tiempo de envasado es muy importante en un vino. Un vino de buena calidad cuanto más añejo, mejor. Una carne con las mismas cualidades no es tan buena.

- A ver la fecha de vencimiento...-.

Mientras la busco, pregunto:

- ¿Qué fecha es hoy? -.
- 8. Enero 8 -.
- Vencimiento: Octubre 17. ¡Hijos de puta!. Pasame la otra ca
ja -.

Me la pasa agarrándola con la punta de los dedos, como si estuviera manejando material altamente radioactivo (y no digo que aquello no lo fuera) mientras con la otra mano y un repasador se tapa la nariz.

- Me paguece que voy a bomitargh -.
- Junio 10. ¡Hijos de mil putas!. ¡No lo puedo creer!. Esto está recontravencido. RE-CON-TRA-VEN-CI-DO. ¡Qué digo!. Me impresiona que no le hayan crecido pelos y uñas. ¡Que no hable!. ¡Por Dios!. ¡Qué baranda, la puta madre!. Apestó toda la casa...¡Todo el puto edificio! -.

Lilu me miraba y no entendía. Todavía se estaba tapando la nariz.

- ¿Guando laz gombraste? -
- Ayer. Con los tickets. ¿No te acordás que fui ayer al super?. Que lo parió. ¡No lo puedo creer!. Me voy a cambiarlas ahora. Porque encima estoy antojado... -.
- ¡¿Antojado?!. Si la embarazada soy yo - aclaró Lilu por si hacía falta.

- ¡Y que lo digas!. ¡Mirá el tamaño de esa panza!. Tenés que aflojar con los postres... -.

Lilu se puso a hacer pucheros. Parecía a punto de llorar.

- ¿Gué?. ¿Estoygh gogda? - dijo, como si no lo estuviera.

Me di cuenta que la cosa iba medio en serio y decidí retractarme.

- No, no, no, no quise decir eso. Quise decir que esa criatura... ¡cómo está creciendo!. Voy al super a cambiar los...esto que compré. ¡Puaj!. Todavía no lo puedo creer. ¿Que tal si te traigo un chocolate? - dije para evitar que el puchero se convirtiera en llanto.
- Blanco - pidió al borde del sollozo después de sacarse el repasador de la nariz. El olor parecía que ya no la afectaba.
- Blanco -.
- El más grande que encuentres -.
- El más grande que encuentre -.

Al parecer la peste nauseabunda había llegado hasta el piso de arriba.

- ¡Ehhhh! ¿A quién mataron hijos de puta? - gritó el Toti por la ventana. - ¡Entierrenloooo sin velarlo, la concha de su madre! -.
- Hablando de enterrar Toti, callate y enterrásela más a tu mujer - se escuchó que gritaba alguien desde otro departamento. - Sino, preguntale al portero de la vuelta, que él de enterrársela a tu esposa sabe mucho...-.
- ¡Cerrá el culo, vieja putaaaa! - contestó muy diplomático el Toti.

Otras voces fueron sumándose al combate. Siguieron lanzándose fra ses ventana-ventana y otra artillería pesada. Estaba muy interesante pero mi estómago pedía comida a gritos.

- Me voy a llevarle este experimento a los chinos a ver si me lo cambian por algo comestible y sin vida, dentro de lo posible. Se ve que todavía no aprendieron el alfabeto occidental y cristiano y no conocen muy bien nuestro calendario. ¡Hijos de puta!. Más vale que me lo cam bien o los voy a denunciar -.

Salí decidido a hacer papilla a estos estafadores llegados de tan lejos nada más que para sacarnos dinero de los bolsillos y discutir entre ellos acaloradamente delante nuestro sin tener la mínima decencia
de hacerlo en un idioma que entendamos para que podamos enterarnos porqué corno están peleando. ¡Los voy a hundir!. Hacerlos mierda sin miramiento alguno. ¿Cómo puede ser?. Esta es una decisión indeclinable. Nada, pero NADA me va a hacer cambiar de opinión. ¡Los voy a denunciar con las autoridades competentes!. ¡Estos chinos!. No soy una persona racista. Claro que no. ¿Son amarillos?. ¡Allá ellos con su hígado y su hepatitis!. Tengo amigos . Adoro a los negros. ¿Racista yo?. ¡Que vayan a venderles hamburguesas podridas a Mao, hijos de puta!. ¡Bien que se los culearon en Vietnam!. Ahora van a ver chinos del orto...

- ¿Si? -

...putos, asquerosos y enanos. ¿Yo racista?. ¿Qué tiene que ver el racismo con querer envenenarnos con esta mercadería...

- ¿Si?. ¿Qué...quelía? -.

...tan vencida que hasta un marciano se daría cuenta que...

- Disculpe. ¿Qué dijo? -.

Enfrascado en mis pensamientos no me había dado cuenta que ya estaba en el supermercado.

- No dije nada - contesté.
- Si, estaba ha-vlan-do, diciendo algo de un mar-cia-no cleo -.
- Tomá. Mirá la fecha de vencimiento de ESTO - dije enojado.
- Mmmh...¿Chin huan?. ¿Chin huan? - llamó la chica de la caja.

Inmediatamente llegó Chin huan, hermano de la cajera; se pusieron a discutir en chino mientras ella le pasaba la bolsa con las que alguna vez fueron hamburguesas. Por supuesto, no entendí nada de lo que se dijeron. El abrió la bolsa y el hedor arrasó el lugar. Si hasta me pareció que la lechuga en la verdulería se marchitaba...

- ¿Si?. ¿Qué pasal? - me preguntó.
- Eh...fijate la fecha; creo que está vencido. ¿Ves la fecha?. Venció hace 6 meses esto - dije, respirando profundamente.
- Si, ia veo. ¿Tonces? -.
- ¿Cómo"tonces"?. ¿Có-mo "TON-CES"?. Esto esta VENCIDO. Está podrido -.
- ¿Po-dri-do? - repite con dificultad. - ¿Qué po-dri-do? -.
- Huele a muerto, está pasado de fecha (la putaquete parió murmuré) -.

El hijo de puta metió la nariz en la bolsa sin ponerse si quiera pálido.

- Ah...bueno...cambiamos...ieva otro - dijo.
- No...no IEVA nada...me voy a IEVAR otra cosa. No me importa si la fecha de vencimiento está bien. Esto es...¡No se, pónganle el nombre que quieran!. Me voy a llevar un par de botellas de gaseosa y...un chocolate de esos, el más grande...si, el blanco (¿cómo se dirá hijo de puta en chino, la puta que los parió?) -.

Fui a la góndola donde estaban las gaseosas. Agarré un par de Cocas de litro y medio y cuando estaba por volver a la caja, vi que el dichoso Chin huan estaba acomodando las hamburguesas de vuelta en la heladera. No lo podía creer.

- ¿¡Ehhh!?. ¿Qué hacés? - pregunté ofuscado.
- Acomoda ham-bul-ge-sa en heladera -.
- Pero eso está recontrapodrido -.
- ¿Qué po-dri-do? -.
- ¿Me estás tomando el putísimo pelo o qué? - dije, ya enojado.
- ¿Pu-tí-si-mo? -.
- (Chino y la regarcha de tu tía). Hermano: no se si hablás japonés, taiwanés, coreano... -.
- No, yo no coreano. Yo chino -.
- La verdad, este no es el mejor momento para aprender sobre las diferencias raciales y culturales que hay entre uds. En otro momento puede ser, con todo gusto, pero ahora, hermano, estos patys te los traje porque están repodr...malos, feos, con mal olor...vencidos, pasados de fecha. Allá en oriente ¿no tiran a la basura la comida que está en mal estado? -.
- El estado, si, comunista. El estado da comida. No tira comida. No -.
- Esto no lleva a ninguna parte... - dije, y me fui para la caja. - Los voy a denunciar - le dije a la hermana de Chin huan. - ¿Cómo van a ponerlos de vuelta a la venta?. ¿Están locos uds.?. Me sorprende que sean tantos allá en China...si a todos les venden la mercadería como a nosotros... no se cómo carajo duran...¡Los voy a denunciar!. ¡Ya mismo voy a mi casa y llamo a sanidad, al ministerio!. ¡A quién sea!. Y no traten de hacerme cambiar de opinión porque no... -.

La china levantó su mano y se hizo un silencio. No se cómo, porque no lo escuché, pero Chin huan se paró a mis espaldas. La cajera me clavó la mirada, y se puso de pie. Su hermano se me acercó aún más. Casi podía sentir su respiración en mi nuca. Miré alrededor, pero no había ningún otro cliente en el supermercado. Si habían otros dos chinos que salieron de la nada. Venían caminando lentamente hacia la caja, hacia donde yo estaba.

- ¿Usted denuncial a nosotros? - preguntó la hermana de Chin huan.
- Eh...si...yo denunciarlos, porque no pueden... -.

Me señaló con el índice y volvió a preguntar, mientras una sonrisa se le dibujaba en la cara:

- ¿Usted denunciar a nosotros? -.

Saqué cuentas. Me di cuenta que era mejor no contestar.

- ¿Estal segulo que usted denunciar nosotros, usted Fernando Oviedo, domicilialo en la calle 3 de febrero 2449, piso 2, de-pal-tham-ento 1, un 3 ambientes lindo, casado con Mariana Gutiérrez, DNI 15.698.340, argentina, nacida el 1-12-64, hija de María Marta Rosello y Carlos Alejandro Gutiérrez?. ¿Usted, Fernando Oviedo, hermano de Marcelo Oviedo y Mariana Oviedo, ud. que culsó sus estudios primarios y secundalios en el mismo colegio y que estudió ingeniería en la Univelsidá de Buenos Ai-res, de donde se recibió con honoles en 1990?. ¿Ud. que tiene un laba-dher-o de ropa en la ca-ie Campos Saies 2356, telefono 701-3875?. ¿Usted piensa denuncial a nosotros? -.

Sentí la respiración agitada de Chin huan sobre mi hombro. La china no dejaba de señalarme y los otros dos me fulminaban con sus miradas torvas. No sabía qué decir, así que empecé a hablar como loco.

- Bueno...no, no, capaz que ustedes me malinterpretaron...yo sola mente...quería...quería otro chocolate de estos, pero en vez de blanco, dame el de leche con frutillas...Es riquísimo...¿Lo probaron?...No, no se preocupen...por mi, no es para tanto...Otro día compro otros patys y listo...total con una buena cocinada ni se nota el gustito medio feo que puedan llegar a tener...¿Cuánto es?...¿Estamos a mano por el cambio de mercadería, no es cierto?...Bueno...que lástima, porque no traje más plata, sino me llevaba alguna otra cosita...capaz que mañana vuelvo para hacer una compra más grande y traigo la mochila, así la llevo bien llena...Bueno, me voy yendo...Chau, chau, y gracias por todo. Muy amables, que pasen un buen día, que tengan buenas ventas -.

Salí del supermercado con sus miradas oblicuas clavadas en mi espalda. Una vez en la vereda apuré el paso. A mi se me había pasado el apetito, pero la gorda seguro que estaría desesperada por hincarle el diente a estos deliciosos chocolates.